martes, 27 de septiembre de 2011

Diseñadores: 1999.

Hace una docena de años, cuando la cabellera del aquí presente todavía lucía abundante y lozana, fui testigo de lo que para mi fue una pequeña revolución yankee

Y es que ya lo decía Prince, The Slave, el enano cabezón o como quiera que se llame a día de hoy el genio de Minneapolis en ese temazo que era "1999":  No te preocupes, yo no quiero hacerte daño, solamente quiero divertirme y pasar un buen rato.


Resulta que por aquel entonces el texano maricón ya llevaba tres años poniendo patas arriba la casa Gucci, llenando sus arcas y convirtiendo en tendencia todo lo tocaba.

Que un sureño al que me imagino rodeado de vacas, Jack Daniels, salsa barbacoa, nueces Pecan y mujeres de petroleros que se pirran por un modelazo de Versace decidiese qué era elegante y qué no en el viejo continente es algo que me parece como una especie de justicia poética en la que colonizados acaban convirtiéndose en colonizadores por obra y gracia de armas tan poderosas como una aguja y un dedal:


LOS DOS PASOS DE UNA REVOLUCIÓN ANUNCIADA:

1er PASO. SPRING 1999

- Mamaaaaaaaaaaaaaaaaá, ven a ver esto y flipaaaaaaaaaa. No entiendo nadaaaaaaa.
- Ay, ay, ayyyyyy. Hijo. ¿Qué pasaaaaa? ¿Te has quemado?, ¿Un soplo en el corazón?, ¿Qué?, ¿Queeeé?, ¿Queeeeeeeeeeé?!.
- Pues que esta temporada salen vaqueros con plumas!.
- Oye niño, una cosa que te digo. ¿Por qué no dejas de preocuparte por polleces y te me pones a estudiar algo decente?.
- Mamaaaaaaá, pero es que son plumas con denimmmmm!
-A la cama. Por bujarra!
- Joooooo! Vaqueros con plumas mamaaaaá, con plumasssssss!
- Miraaaaa, no te cruzo la cara porque me acabo de echar el Le vernis.
- Con plumassssss... con plumasssssss...
PLAS!
- A tomar pol culo 10 euros!

Total que Tomasito me deja petrificado dándole una vuelta de tuerca a su adoración por los setenta. Ecos de Janis Joplin, de LSD, de Woodstock y hasta de la ñoña de Joan Baez si me pillas con el día tonto. Vaqueros y pantalones de raso bordados con miles de cristales que parecen salidos de algún vestidor de Graceland, rollo surfero, flores enormes y en colores chillones, bolsos revisitados en clave de neopreno, millones de cuentas y todo aquello que se te ocurra que pueda resultar de mal gusto y con unos niveles de chonismo nunca antes alcanzados.

Sin embargo en manos de Ford la cosa se torna cool y deseable y  es por ello que todo aquel con unos cuantos ceros en su cuenta manda a tomar por el Ohio sus Levi´s 501 y se embute en unos denim de luxe dignos de algún nativo americano que ahora trabaja en un casino chusquero de esos que inundan sus reservas. Helen Hunt recoge su más que merecido Oscar (que parece que aquí si no eres inglesa, vas vestida rollo decimonónico y estás afectada de alguna enfermedad chunga, no realizas una buena interpretación) ataviada con un modeluqui de la colección y Gisele comienza a reinar.

La campaña es genial. Mario Testino es su artífice, y si bien no es de mis fotógrafos favoritos, demuestra en esta campaña (y en todas las que ilustran este post) que si está en el Olimpo de los dioses del clickeo es por algo:


2º PASO. FALL 1999

Ya acostumbrados a floripondios y demás nos llega el otoño y con ello el abrigue de carnes magras.

Tomasito da un giro de 360º (sin abandonar su gusto por los setenta) y se nos vuelve rockerillo, punkarra, chapero y leather.

Esta es mi colección favorita de todas las que ha ideado para la casa del estribo: pantalones acampanados en visón, piel arrugada que parece astracán, seda hecha un furruño que parece astracán, astracán que parece cualquier cosa menos astracán, encajes, serpiente, leopardo y unas botas y unos zapatos que tanto para ellos como para ellas me dejan sin respiración.

De nuevo Jacquetta Wheeler (ahora acompañada por esa hembra tan yonki como cojonuda que es la Hannelore), de nuevo todos los elementos parecen destinados a realizar una oda al chacherío y de nuevo Tom se lo pasa por el arco de su gladiolo. Clase, charme, agresividad, sexo y poderío:


Y para el que haya llegado hasta aquí, un repaso para las que son mis campañas favoritas de la era Ford en Gucci.

SPRING 1995

Primera colección realizada para la casa, primer éxito (moderado), primera campaña con Testino y un asentamiento de bases para dejar clarito lo que estaba por llegar. Sencillez de líneas y pureza mezclado con sedas estampadas en barrocos motivos de girasoles y macetas.

Jardineras glamurosas que recuerdan a "Bunny" Mellon y ecos de Capri, Saint Tropez o todo aquel pueblecillo cuya paz, hasta entonces coto privado de pescadores, haya sido perturbada por hordas de millonarios ávidos de encontrar un paraíso terrenal en vida para desentenderse de sus infiernos y dar rienda suelta a sus instintos más básicos.

La pelos-polla de Chrystele, Chandra North, Phoebe O´Brien o Shiraz Tal, nos dan una master-class de distinción al lado de dos maromazos de cabellera proletaria y trajes sastre en las antípodas de los bajos fondos.

Cuchicheos entre ricachones. Que si Pituca me ha dicho esto o Sagrario me ha dicho lo otro:



FALL 1995

El nuevo Gucci ya tiene asentadas sus bases de estilo: siluetas ajustadas, mucho negro, un toque de color, cierto boho-chic-putón, terciopelo, aires masculinos, piel de potro y actitud propia de aquel que tiene la sartén cogida por el mango.

Ambre de Galleta se vuelve gafapasta y se monta un sandwich entre dos melenudos que seguramente la tendrán con las piernas arqueadas y en alto los próximos cuatro meses:



SPRING 1996

¿Somos pijos? ¿Somos hippies? ¿Qué somos?. Pobres niños-Gucci que no saben si pasarse el verano de vacaciones a algún reducto elitista o creerse malotes e irse a algún tugurio a ponerse de ácido hasta el orto. Minifaldas, Carnaby Street, transparencias y estampados cebriles con tendendencia al psicotropismo hacen que el mundo se inunde de prodigiosos vestidicos en terciopelo devorado:





FALL 1996

Tom se cree Halston y nos propone otra de esas señoras-putanas que tanto me gustan. Vestidazos que son una segunda piel, apliques de metal tamaño King-Size integrados en los mismos, mucho sexo, unos esmoquin en terciopelo rojo y celeste que se vieron hasta la saciedad (me viene a la cabeza mi Gwyneth del alma mía) y esa modeli que de siempre ha estado entre mis preferidas, por impúdica y por elegantona según requerimiento que ha sido, es y será Georgina Grenville (acompañada de Ludovico Benazo):



SPRING 1997

Recuerdo como si fuera ayer el desfile de esta colección. Mujeres siniestras de ojos ahumados hasta la frente iluminadas con luz cenital como si de espectros puteriles se tratasen, nuestra Cañaditas con un jersey en punto de seda finísimo que dejaba sus cosicas al aire y un micro tanga de esos a los que se les enmarrona el hilillo al final de la jornada, bolso en ristre y tacón en alto.

El porno-chic empieza a obsesionar al texano, de nuevo el negro, de nuevo el sexo, de nuevo el poderío, y unos pantacas de lurex que quitan el sentío. La Grenville se acompaña de la Kabukuru, la Bradbury y de dos modelis raberiles que de siempre me han parecido de lo mejor que se ha visto nunca: Sascha Eiblmayr (o como ser la rehostia y envejecer como el ano) y, sobre todo, Jason Fedele (lo más de lo más por siempre jamás):


SPRING 2000 

Esta campaña me gusta porque toda ella me parece un despropósito. Testino se cree Lachapelle y mezcla a modelis con viejunos estupendos, una Gina Gershon que pasaba por allí, primeros planos de gatos persa, pelirrojos rarunos y negronas tirando a feas.

Aquí todo lo que se ha construido durante los años anteriores se mezcla en un revoltijo disco que muestra resacas de champán, cocaína y sexo anal en algún baño de moda.


Caroline Ribeiro ya se había instalado en nuestras vidas junto a un ejército de super-hembras cariocas, y a servidor le entran ganas de empadronarse en Copacabana:



FALL 2002 

Años 20, Rodolfo Valentino, Ramon Novarro y una Vodianova que todavía no había sido secuestrada por Calvin Klein. Todo lo suficientemente retro y añejo como para poder amariconar un poco la cosa con pañuelitos de seda que tapan la gargantúa:



SPRING 2003

Y para finalizar llegamos al coño más oclusivo que se haya visto nunca. El porno-chic toca techo, Tom descubre Oriente y por conseguir consigue hasta que una prenda tan horrorosa como la bomber se convierta en algo precioso por obra y gracia de la seda y los bordados. Batines, drapeados y cierta sensación de "uyyy, me pillas en casa y sin arreglar" (mis cojones 33) hacen el resto.

La ajedrecista prodigiosa  e Iván de Pineda (otro crack raberil) se unen a la Pedersen y un yogurín que no ubico en una sesión a lo "aquí te pillo, aquí te mato" muy de empotramiento en descansillo.

Las prisas y el calentón, que es lo que tienen:

3 comentarios:

  1. No sabes lo mucho q me ha gustado volever a ver todas estas campañas!!!!!!!!!! Toooooooooommmm Fooooooooooooorddddddddd!!!

    xx

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  2. ¡Qué pena! Te has saltado aquella campaña cuyas fotos muy eróticas, as usual, aparentaban estar tomadas casualmente por las cámaras de vigilancia de los edificios de al lado de la habitación donde ellos en medio deshabillé se predisponían a hacer sus cositas (sufrí esa tortura una vez que viví junto a un banco y tenía que pasar del baño a mi dormitorio, si no vestido del todo, sí al menos en perfecto estado de revista, por si acaso).

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DI ALGO COÑO!